Vamos a partir desde el siguiente dato: entre el 95-97% de nuestra información es inconsciente. Aunque en muchas ocasiones estemos seguros de que cada pensamiento o decisión es totalmente consciente, este dato lo desmiente. Entonces… ¿nuestras elecciones y conductas son inconscientes?

Gran parte de la información que rige nuestra vida se genera en la infancia, en nuestro sistema familiar. Las creencias de nuestros padres, sus experiencias, su modo de afrontar la vida… Toda esta información y mucho más, pasa a ser absorbida por nuestra mente y parte de ella, se almacena en el inconsciente. Es por ello que, conflictos experimentados como adulto, se relacionan con nuestra más tierna infancia. Ante un estrés presente, nuestra mente recaba información pasada (recuerdos), para determinar como resolver el estrés y que nuestro cuerpo y mente, retomen el equilibrio perdido. Estos recuerdos, son en gran parte información acumulada de nuestro sistema familiar, pero a medida que crecemos, sobretodo en la adolescencia, esta información se amplía con experiencias de nuestro entorno y círculo social. Por lo tanto, ante un conflicto presente, el inconsciente, que actúa más rápido que el consciente, recapitula la información relacionada con otro conflicto semejante pasado y, de este modo, la información pasa a ser consciente, generando emociones y conductas, enfocadas en la resolución del conflicto. 

Si un conflicto determinado, se manifiesta en varias ocasiones, y somos incapaces de liberarnos de dicho estrés junto con sus emociones, significa que el modo de afrontarlo, nuestra información, no es adecuada. Quizá en el pasado nuestra conducta, nuestra visión del conflicto, era adecuada para resolverlo. Incluso cabe la posibilidad de que a nuestros padres o abuelos les fuese útil. Pero en el presente, nos lleva a un bucle interminable de estrés emocional. 

Aquí es donde, la Bioneuroemoción® entra en juego. La función del acompañante es, llevar la información inconsciente al consciente, para determinar que creencia irracional genera ese conflicto, de que modo la persona, está haciendo que ese conflicto se perpetúe (hay que señalar que estas conductas son siempre inconscientes). Una vez que la persona toma consciencia de la información almacenada, puede tener un cambio de percepción sobre lo que generaba el conflicto (emociones, conductas de familia o amigos, situaciones concretas), de este modo tiene la oportunidad de comenzar a observar otras opciones que antes no se permitía, debido a la información inconsciente. Cuando el cliente experimenta un cambio de percepción o paradigma, cambia la visión de su entorno debido a un profundo cambio interno. Es importante señalar que, si no experimentas un cambio interno, a nivel de identidad, de capacidad y creencias, es complicado que se dé una experiencia transformadora, la cual abra diversas puertas y rompa círculos conductuales que limitan nuestro desarrollo. No hay más cambio que el interno, todo lo externo que nos desequilibra tiene un origen emocional interior.